04 Nov Cuando la luz de casa toma el protagonismo: cómo afecta a la iluminación artificial tu vista
Cuando llega el otoño y los días se acortan, la luz natural cede el protagonismo a la iluminación artificial. Nos rodeamos de luces cálidas, lámparas de lectura y pantallas que nos acompañan hasta entrada la noche. Pero, ¿sabías que la calidad, la intensidad e incluso la posición de la luz pueden influir directamente en tu salud visual y tu bienestar?
Más horas de luz artificial, mayor exigencia para los ojos
Con menos horas de sol, pasamos más tiempo bajo luces artificiales: trabajando, leyendo o mirando pantallas. Esta exposición prolongada puede causar cansancio ocular, visión borrosa o dolor de cabeza, especialmente si la iluminación artificial no es adecuada a la actividad que realizamos. Una luz demasiado intensa puede provocar deslumbramiento, mientras que una luz demasiado tenue obliga a los ojos a esforzarse más. La clave está en encontrar un equilibrio entre intensidad, color y ubicación.
La temperatura de color: ¿cálida, neutra o fría?
No todas las luces son iguales. La temperatura de color —medida en kelvins (K)— determina si una luz es cálida (amarillenta) o fría (azulada):
•Luz cálida (2.700 K – 3.000 K): ideal para relajarse. Aporta una sensación acogedora y ayuda a preparar su cuerpo para el descanso. Perfecta para salones y dormitorios.
•Luz neutra (3.500 K – 4.500 K): similar a la luz natural. Es la más recomendada para espacios de trabajo o lectura como el despacho o la cocina.
•Luz fría (5.000 K o más): estimula la concentración, pero un exceso puede provocar fatiga visual y alterar el ritmo del sueño si se utiliza por la noche.
Dónde y cómo colocar la luz para que no te haga daño a los ojos
La posición y altura de la luz son tan importantes como su intensidad. Aquí tienes algunas recomendaciones:
•En la mesa de estudio o trabajo: la luz debe estar ligeramente por encima del nivel de los ojos, unos 40-50 cm de altura respecto a la superficie, y colocada en el lado opuesto de la mano con la que escribes para evitar sombras.
•En la mesilla de noche o en el rincón de lectura: lo ideal es que el haz de luz caiga directamente sobre el libro y no te ilumine la cara. La bombilla debería estar unos 40 cm por encima del libro.
•En la cocina o baño: apuesta por luces directas sobre las zonas de trabajo, pero difundidas en el resto del espacio para evitar contrastes fuertes.
•Evita luces directas sobre los ojos, como lámparas colgantes demasiado bajas o foco que deslumbran. Un difusor o pantalla translúcida ayuda a suavizar la luz y proteger la vista.
Pantallas y luz azul: un reto de todos los días
En otoño e invierno es habitual alargar las horas frente a ordenadores, televisores o móviles. Estas pantallas emiten luz azul, que puede alterar la producción de melatonina, causar sequedad ocular y dificultar el descanso. Para reducir su impacto:
•Ajusta el brillo según la luz de la habitación.
•Activa el modo lectura o nocturno al anochecer.
•Considera el uso de gafas con filtro de luz azul si pasas muchas horas delante de una pantalla.
Pequeños gestos que marcan la diferencia
•Combina luz ambiental con puntos de luz direccional.
•Utiliza bombillas LED de buena calidad y con índice de reproducción cromática (CRI) superior a 90, para obtener una luz más natural.
•Repone la vista cada 20 minutos mirando un objeto lejano o cerrando los ojos unos segundos.
•Limpieza regularmente las pantallas y lámparas para evitar reflejos y pérdida de luz.
En Òptica Pasteur sabemos que la iluminación artificial forma parte de tu día a día, especialmente cuando los días se acortan y el hogar se convierte en tu refugio. Por eso, te ayudamos a escoger las gafas o lentes que protegen tu vista según las horas de pantalla, la iluminación y tus rutinas.